Arcones congeladores para helados: guía para hostelería

Los arcones congeladores para helados son un básico imprescindible para cualquier profesional del sector hostelero. Ya sea para conservar postres fríos, mostrar productos congelados al público o mantener en perfecto estado los alimentos que se sirven en tu establecimiento, elegir bien este tipo de equipamiento puede marcar la diferencia en tu operativa diaria.

En esta guía, te ayudamos a conocer mejor los distintos modelos de arcones congeladores disponibles, con especial atención a sus características, tamaños y prestaciones más valoradas en negocios de hostelería como bares, restaurantes, cafeterías o negocios de comida para llevar.

1. Tipos de arcones congeladores y sus usos

1.1 Arcones para helados: conservación y visibilidad

Los congeladores para helado están diseñados para mantener el producto a temperaturas estables y seguras, sin perder calidad ni textura. Pero además de su función de conservación, muchos modelos están pensados para ofrecer visibilidad directa al cliente, favoreciendo la venta por impulso en mostradores y zonas de autoservicio.

Este tipo de arcón congelador para helados es ideal para ubicar cerca del punto de cobro o en zonas con tránsito de clientes. Gracias a sus tapas de cristal y su diseño panorámico, permiten exhibir el contenido con claridad, algo que influye directamente en las decisiones de compra.

1.2 Arcones refrigeradores para bebidas y snacks

Los arcones refrigeradores para botellas se sitúan en una categoría diferente. Funcionan en un rango de +2 °C a +8 °C, por lo que no sirven para productos congelados, pero sí para refrescos, cervezas, zumos o incluso snacks que deban mantenerse fríos.

Estos modelos suelen incluir abridor de botellas, tapa corredera con cerradura y, en algunos casos, compartimentos interiores separados. Son perfectos para barras, zonas exteriores o buffets en hoteles, donde el autoservicio es una constante.

1.3 Arcones mixtos: refrigeración y congelación

Algunos modelos más avanzados combinan funciones de refrigeración y congelación. Esto se traduce en una gran versatilidad, muy útil si gestionas varios tipos de productos en un solo espacio. Por ejemplo, puedes usar la función de congelación para guardar helados y platos precocinados, mientras que la zona de refrigeración mantiene frías bebidas o postres.

Los arcones congeladores con esta doble función son muy valorados por su flexibilidad. Se pueden configurar según tus necesidades y se adaptan fácilmente a cambios en la carta o en la rotación de productos.

2. Capacidades disponibles y medidas prácticas

2.1 Tamaños pequeños para espacios reducidos

Si gestionas un local con espacio limitado, existen modelos compactos que ofrecen buena capacidad sin ocupar demasiado. Por ejemplo, los congeladores para helado de 163 litros permiten almacenar suficiente producto sin comprometer la circulación del personal ni el confort del cliente.

Sus medidas rondan los 86 x 76 x 69 cm, lo que los hace ideales para food trucks, kioscos o pequeñas cafeterías.

2.2 Modelos medianos: la opción más versátil

Los arcones de tamaño medio suelen estar entre los 270 y los 368 litros. Son perfectos para restaurantes de tamaño medio o bares con una oferta estable de productos congelados. Permiten tener una buena cantidad de helado, carnes o productos preparados listos para usar, sin necesidad de reposiciones constantes.

En función del diseño, se pueden colocar en la cocina, en el almacén o incluso integrarse en la sala de atención al público si su diseño lo permite.

2.3 Grandes capacidades para alta rotación

Los modelos de gran tamaño, con volúmenes que superan los 480 litros, están pensados para negocios con alta demanda. Establecimientos con mucha rotación, bufets libres, hoteles o caterings profesionales necesitan equipamiento con capacidad suficiente para trabajar con previsión y eficiencia.

Los arcones más grandes pueden alcanzar los 170 cm de largo y suelen contar con dobles tapas, contenedores internos y sistemas optimizados para un acceso rápido.

3. Materiales resistentes y diseño funcional

3.1 Acero, cristal y acabados duraderos

En hostelería, la durabilidad es clave. Por eso, los arcones congeladores para helados y refrigeradores están fabricados con materiales resistentes como el acero inoxidable, chapa de acero con recubrimiento o cristal templado. Estos materiales no solo garantizan un uso intensivo, sino que además facilitan la limpieza y el mantenimiento.

El interior de muchos modelos está recubierto con pintura en polvo o aluminio gofrado, lo que mejora la resistencia y la higiene. Las tapas suelen ser correderas, algunas con cerradura para mayor seguridad.

3.2 Estética cuidada para espacios visibles

Aunque la funcionalidad es lo primero, no hay que perder de vista la estética, especialmente si el arcón se ubica en zonas visibles para el público. Muchos modelos incorporan detalles como iluminación LED, marcos de color (azul, negro, gris) o acabados pulidos que se integran bien en cualquier espacio.

Los botelleros frigoríficos, por ejemplo, suelen tener un diseño más sobrio, con acabado lacado en negro y tapas de cristal, ideales para zonas de barra donde la imagen del local es parte de la experiencia del cliente.

4. Mantenimiento y limpieza: claves para alargar su vida útil

4.1 Limpieza regular, mejor rendimiento

Tanto los congeladores para helado como los refrigeradores necesitan una limpieza periódica para mantener su eficiencia y evitar la acumulación de suciedad o malos olores. Una buena rutina de limpieza incluye:

Apagar y descongelar el aparato.
Vaciar completamente el contenido.
Extraer piezas móviles y lavarlas por separado.
Usar detergente suave o productos neutros.
Evitar líquidos abrasivos que puedan dañar las superficies.

En casos de suciedad persistente, el vinagre es una solución natural eficaz y respetuosa con los materiales.

4.2 Revisión técnica y cuidados preventivos

Más allá de la limpieza, conviene revisar periódicamente el estado de las juntas, las tapas correderas y el sistema de refrigeración. Un mal cierre o una fuga de gas pueden comprometer la temperatura interior y, por tanto, la seguridad alimentaria.

Se recomienda realizar una limpieza a fondo como mínimo una o dos veces al año, y llevar un control visual del estado del aparato a lo largo del tiempo.